sábado, 21 de agosto de 2010
LOS REVOLUCIONARIOS REACCIONARIOS
Carlos J. Acosta
En alguna oportunidad escribimos sobre el paradigma educativo que se implementa en la Universidad Bolivariana de Venezuela: “El Construccionismo Conductivo”.
Se trata de una metodología donde quien asume la dirección del eje temático, dedica la mayor parte del tiempo (sólo el habla) a resaltar las bondades de la investigación-acción participativa, de la importancia del protagonismo colectivo; pero, cuando algún participante intenta exponer sus puntos de vista, inmediatamente es objeto de censura o represión.
Esta situación no ha sido corregida, sino que tiende a agravarse cada día más. Toda iniciativa que intente corregir las deficiencias, es inmediatamente ´coordinada´ por las autoridades académicas.
Ahora bien, si analizamos lo que viene sucediendo a nivel nacional, nos encontramos con que se trata de algo sistemático en la forma de considerar los procesos de transformaciones. Algo que va más allá de la educación y que se aprecia en la comunicación, en la política y en la actuación de los militantes y directores de esta orquesta llamada proceso bolivariano.
Acá tenemos una categoría que ni el propio Marx fue capaz de vislumbrar: La REACCIÓN REVOLUCIONARIA, cuyo esquema de acción es la pacatería, la censura, la burla y la descalificación.
La idea de quienes asumen esta nueva clase política es manejar una desorganización organizada para que cada una de las iniciativas, transformadoras la mayoría, se queden en meros saludos a la bandera, en retórica para los discursos, en fraseología bonita pero ineficaz para cambiar el estado de opresión de la mayoría del país.
Una de las principales características de este grupo es negar todo acto o acción que pueda identificar actos de corrupción o ineficiencia, contando para ello con algo que mientan Sistema Nacional de Medios Públicos y con la complacencia de muchos medios alternativos, atraídos al plato de migajas.
Si algún medio privado adelanta la noticia, éste debe ser tratado inmediatamente como pitiyanqui, escuálido o cualquier otro calificativo, y por supuesto ir al árbol genealógico de quien habló para ver si tuvo una tatarabuela que se acostó con un oligarca; o se robó unas patillas cuando muchacha; siendo indispensable ridiculizar al medio o a l@s denunciantes
Tal vez estemos equivocados, de hecho nos la pasamos en eso, pero lo que observamos en el día a día en la calle nos indica que el gobierno y sus asalariados padecen el Síndrome del Titanic y se plantean que ejerciendo la censura sobre el pensamiento y su divulgación, las cosas dejan de existir.
Pero la verdad es que la obstinada realidad les derrumba la estrategia a estos cerebrados exponentes del nuevo paradigma comunicacional y político. Veamos.
Se minimiza el problema de la inseguridad que se vive a diario en nuestros barrios. Algunos se ríen de ella protegidos por innumerables guardaespaldas. Otros dicen que es parte de un show mediático. Si le dan un tiro a una pelotera en Fuerte Tiuna, se muda el torneo y problema resuelto. Resultado: 4 días después un soldado les cae a tiros a unos oficiales dentro de la instalación militar.
Se ridiculiza y niega la presencia de grupos armados en la frontera, como si eso fuese algo nuevo. Resultado: Los habitantes de esas regiones escuchan incrédulos y el sicariato avanza cada día más en nuestras ciudades sembrando droga y muerte.
Se banaliza la aparición de toneladas de alimentos descompuestos y medicinas vencidas. Resultado: La corrupción e ineficiencia campea tranquila llenándose los bolsillos a costa de las necesidades del pueblo.
Se anuncia en cadena nacional la superación de la crisis eléctrica que produjo la baja de nivel del Guri. Resultado: El pueblo a oscuras se pregunta como es posible que esto suceda si los embalses están rebosados.
Se aplaude las buenas relaciones con el asesino de Raúl Reyes y demás combatientes masacrados en el Putumayo. Resultado: Dentro de poco tiempo conoceremos a través de los comunicadores del gobierno hasta las trampas que hacía Santos jugando el escondite cuando niño.
Los Revolucionarios Reaccionarios han asumido como mentor ideológico, a un tal Paul Joseph Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.
Se tiende a colocar a la población a pensar desde el estómago y no desde la inteligencia, a través de la amenaza de perder una beca o un salario cada día menos adecuado. A la burocracia le interesa este tipo de militantes. Se intenta de esta manera, evitar la polémica sobre los temas de interés nacional.
Cada vez que un funcionario o candidato del gobierno es invitado a debatir la respuesta es la misma: “águila no caza moscas”. Por supuesto, todos ellos son águilas y los demás simples insectos que sólo existimos gracias a su magnanimidad; y claro, donde no se discute se impone el tareismo y el seguidismo al líder, sin objeción: MANDE COMANDANTE.
Esta frase les permite salir del problema, pues para ir a un debate lo primero es tener ideas.
El problema para ellos es que cada vez son menos quienes los siguen, pues este pueblo despertó hace rato y descubrió que estos “dirigentes” que rehúyen la discusión ya no lo representan. Muestra de esto, es la cada vez menor presencia del pueblo en los actos oficiales, donde sólo se observan empleados gubernamentales, becados o tarifados, reduciéndose dichos actos a repetición de consignas.
Y es que para el hombre y la mujer de a pie le resulta difícil asistir a esos actos oficiales, escuchar los mismos cuentos una y otra vez, reírse de los mismos chistes aparentando que es la primera vez que los escuchan. El pueblo tal vez no sepa, pero intuye.
Ciertamente, la mayoría de la población no está lo suficientemente formada como para dar el debate de las ideas, pero hay en ella esa intuición milenaria de los pueblos, esa sabiduría innata que le lleva a alejarse cada día más de la pacatería y las posiciones ramplonas de estos cabecillas oficiales.
Bueno, seguramente continuarán con esta forma de entender una revolución haciendo de la burla una cultura, de la descalificación una rutina, intentando esconder la basura bajo la alfombra. Veremos si les funciona la estrategia, en caso contrario ya sabemos quienes seremos nuevamente los culpables de su derrota.
En alguna oportunidad escribimos sobre el paradigma educativo que se implementa en la Universidad Bolivariana de Venezuela: “El Construccionismo Conductivo”.
Se trata de una metodología donde quien asume la dirección del eje temático, dedica la mayor parte del tiempo (sólo el habla) a resaltar las bondades de la investigación-acción participativa, de la importancia del protagonismo colectivo; pero, cuando algún participante intenta exponer sus puntos de vista, inmediatamente es objeto de censura o represión.
Esta situación no ha sido corregida, sino que tiende a agravarse cada día más. Toda iniciativa que intente corregir las deficiencias, es inmediatamente ´coordinada´ por las autoridades académicas.
Ahora bien, si analizamos lo que viene sucediendo a nivel nacional, nos encontramos con que se trata de algo sistemático en la forma de considerar los procesos de transformaciones. Algo que va más allá de la educación y que se aprecia en la comunicación, en la política y en la actuación de los militantes y directores de esta orquesta llamada proceso bolivariano.
Acá tenemos una categoría que ni el propio Marx fue capaz de vislumbrar: La REACCIÓN REVOLUCIONARIA, cuyo esquema de acción es la pacatería, la censura, la burla y la descalificación.
La idea de quienes asumen esta nueva clase política es manejar una desorganización organizada para que cada una de las iniciativas, transformadoras la mayoría, se queden en meros saludos a la bandera, en retórica para los discursos, en fraseología bonita pero ineficaz para cambiar el estado de opresión de la mayoría del país.
Una de las principales características de este grupo es negar todo acto o acción que pueda identificar actos de corrupción o ineficiencia, contando para ello con algo que mientan Sistema Nacional de Medios Públicos y con la complacencia de muchos medios alternativos, atraídos al plato de migajas.
Si algún medio privado adelanta la noticia, éste debe ser tratado inmediatamente como pitiyanqui, escuálido o cualquier otro calificativo, y por supuesto ir al árbol genealógico de quien habló para ver si tuvo una tatarabuela que se acostó con un oligarca; o se robó unas patillas cuando muchacha; siendo indispensable ridiculizar al medio o a l@s denunciantes
Tal vez estemos equivocados, de hecho nos la pasamos en eso, pero lo que observamos en el día a día en la calle nos indica que el gobierno y sus asalariados padecen el Síndrome del Titanic y se plantean que ejerciendo la censura sobre el pensamiento y su divulgación, las cosas dejan de existir.
Pero la verdad es que la obstinada realidad les derrumba la estrategia a estos cerebrados exponentes del nuevo paradigma comunicacional y político. Veamos.
Se minimiza el problema de la inseguridad que se vive a diario en nuestros barrios. Algunos se ríen de ella protegidos por innumerables guardaespaldas. Otros dicen que es parte de un show mediático. Si le dan un tiro a una pelotera en Fuerte Tiuna, se muda el torneo y problema resuelto. Resultado: 4 días después un soldado les cae a tiros a unos oficiales dentro de la instalación militar.
Se ridiculiza y niega la presencia de grupos armados en la frontera, como si eso fuese algo nuevo. Resultado: Los habitantes de esas regiones escuchan incrédulos y el sicariato avanza cada día más en nuestras ciudades sembrando droga y muerte.
Se banaliza la aparición de toneladas de alimentos descompuestos y medicinas vencidas. Resultado: La corrupción e ineficiencia campea tranquila llenándose los bolsillos a costa de las necesidades del pueblo.
Se anuncia en cadena nacional la superación de la crisis eléctrica que produjo la baja de nivel del Guri. Resultado: El pueblo a oscuras se pregunta como es posible que esto suceda si los embalses están rebosados.
Se aplaude las buenas relaciones con el asesino de Raúl Reyes y demás combatientes masacrados en el Putumayo. Resultado: Dentro de poco tiempo conoceremos a través de los comunicadores del gobierno hasta las trampas que hacía Santos jugando el escondite cuando niño.
Los Revolucionarios Reaccionarios han asumido como mentor ideológico, a un tal Paul Joseph Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.
Se tiende a colocar a la población a pensar desde el estómago y no desde la inteligencia, a través de la amenaza de perder una beca o un salario cada día menos adecuado. A la burocracia le interesa este tipo de militantes. Se intenta de esta manera, evitar la polémica sobre los temas de interés nacional.
Cada vez que un funcionario o candidato del gobierno es invitado a debatir la respuesta es la misma: “águila no caza moscas”. Por supuesto, todos ellos son águilas y los demás simples insectos que sólo existimos gracias a su magnanimidad; y claro, donde no se discute se impone el tareismo y el seguidismo al líder, sin objeción: MANDE COMANDANTE.
Esta frase les permite salir del problema, pues para ir a un debate lo primero es tener ideas.
El problema para ellos es que cada vez son menos quienes los siguen, pues este pueblo despertó hace rato y descubrió que estos “dirigentes” que rehúyen la discusión ya no lo representan. Muestra de esto, es la cada vez menor presencia del pueblo en los actos oficiales, donde sólo se observan empleados gubernamentales, becados o tarifados, reduciéndose dichos actos a repetición de consignas.
Y es que para el hombre y la mujer de a pie le resulta difícil asistir a esos actos oficiales, escuchar los mismos cuentos una y otra vez, reírse de los mismos chistes aparentando que es la primera vez que los escuchan. El pueblo tal vez no sepa, pero intuye.
Ciertamente, la mayoría de la población no está lo suficientemente formada como para dar el debate de las ideas, pero hay en ella esa intuición milenaria de los pueblos, esa sabiduría innata que le lleva a alejarse cada día más de la pacatería y las posiciones ramplonas de estos cabecillas oficiales.
Bueno, seguramente continuarán con esta forma de entender una revolución haciendo de la burla una cultura, de la descalificación una rutina, intentando esconder la basura bajo la alfombra. Veremos si les funciona la estrategia, en caso contrario ya sabemos quienes seremos nuevamente los culpables de su derrota.
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